EQUITACIÓN HOLÍSTICA
EQUITACIÓN HOLÍSTICA
La equitación holística es aquella equitación que engloba caballo y jinete como un todo, donde este conjunto no funciona por separado, sino en la que la interacción de ambas partes tiene que hacer que el conjunto funcione en un absoluto equilibrio. Así pues, no existe desequilibrio en el caballo, o en el jinete, el desequilibrio es del conjunto.
Es un concepto nuevo. Hasta ahora siempre se había tratado tanto caballo como jinete por separado. La equitación clásica se asienta sobre unos principios y postulados académicos, a través de los cuales siempre se ha buscado aquello que el hombre ha juzgado como un perfecto equilibrio en el movimiento del caballo. También del mismo modo, existen otros principios académicos referentes al jinete, los cuales determinan unas directrices para un perfecto equilibrio y asiento.
En la equitación tradicional, una falta de impulsión o de equilibrio en el caballo, se atribuye directamente a la propia naturaleza del caballo, o en su defecto, al nivel técnico del jinete, el cual lleva al caballo hasta ese punto.
Es indiscutible por su propia obviedad, que el equilibrio e impulsión del caballo va a estar determinado por el nivel técnico del jinete que lo trabaje.
Pero desde de la EH (Equitación Holística), esa visión se queda pobre, para la EH existe una realidad mucho más amplia, la cual no puede ser contemplada por la equitación tradicional.
Todo aquello que se rige por unos principios, reglas y normas, se encuentra estrictamente sujeto a su cumplimiento . La mente humana, por su propia naturaleza, siempre va a tratar de buscar que se cumplan esas reglas y normas por las que se rige cualquier disciplina. Es ahí donde la libertad se pierde, ya que somos conducidos sin ninguna otra opción, ni posibilidad, hacia el cumplimiento de esas normas. Para que ese cumplimiento se dé, es necesario concentrar y focalizar toda la atención y la energía en la realización de los objetivos preestablecidos por las normas. Concentrar la atención en un punto, supone perder la visión general. Así pues, mientras estamos concentrados en cumplir esos objetivos, nos estamos perdiendo todo el conjunto de lo que está pasando a nuestro alrededor.
Esa concentración en cumplir esos objetivos, nos impide ser conscientes de la realidad del conjunto. Es justamente esa falta de conciencia, la que no nos hace conscientes de todo aquello que nos estamos perdiendo. Pero no tener conciencia de ello, no quiere decir que no esté ocurriendo. Si por una de ésas pasa algo en nuestras vidas que nos aleja y aparta del cumplimiento de esos objetivos, es entonces cuando se presenta ante nosotros la oportunidad de ser conocedores de todo aquello que nos estamos perdiendo. La perdida de la concentración en un punto da lugar a la visión del conjunto.
La equitación no es una excepción al resto de cosas que suceden en nuestro universo, y como tal, también ocurre exactamente lo mismo. Es por eso que la visión de la equitación clásica tradicional es insuficiente o pobre en cuanto al conjunto caballo-jinete. Es una visión limitada por sus normas y principios, que sin lugar a duda, son extraordinarios para obtener resultados en cuanto a cumplir objetivos se refiere. Esos objetivos son las metas que nuestra mente se propone, ya sea concursar en cualquiera de las disciplinas ecuestres existentes, o simplemente conseguir que el caballo haga aquellas cosas que satisfacen a las exigencias de nuestros objetivos.
Cuando somos capaces de escapar de los objetivos de la mente, nosotros ganamos en visión de conjunto, ya que se revela ante nosotros un mundo nuevo donde existen todas las posibilidades. Antes sólo existían las posibilidades que nuestros objetivos nos marcaban, sin embargo fuera de objetivos, las posibilidades son infinitas. Esto es algo obvio; ante un determinado numero posibilidades, frente a un universo infinito de posibilidades, la ganancia es indiscutible. Podremos discutir sobre si existe algún tipo de interés en nuestro interior, al cual no interese que exista ese universo de posibilidades y prefiera la determinación y condicionamiento de las posibilidades conocidas. Pero lo que es innegable es que entre tener sólo mil o un millón posibilidades, frente a un infinito de ellas, la ganancia y riqueza potenciales son indiscutibles.
Ya hemos dicho que la EH es una visión de conjunto donde nada se da por separado. La EH entiende que el caballo está conformado del mismo modo que el hombre, por un cuerpo físico, una mente y alma. Para que suceda y se dé el equilibrio, los tres aspectos tienen que funcionar perfectamente en conjunto, tanto en el caballo como en el jinete.
Así pues, siguiendo esa línea de amplios horizontes donde la visión no queda limitada y determinada por la concentración en un solo punto, la EH engloba todos los aspectos, tanto el físico como el mental y el espiritual, observando en todo momento el funcionamiento global.
Para la EH no existe el equilibrio si alguno de estos tres aspectos no está funcionando en perfecta armonía. El correcto funcionamiento de los tres aspectos dará como resultado el equilibrio.
La equitación tradicional tiene un concepto mental que define lo que es el equilibrio, sin embargo, para la EH el equilibrio es algo que se da, es algo que sucede, pero no se puede definir porque no existen palabras para definirlo. En el momento en que se nombra, que se define, deja de ser equilibrio y pasa a ser otra cosa.
Así ocurre con todo en la EH, no existen conceptos definibles con palabras. Todo lo definible pertenece al plano de la mente, y todo lo que esté en la mente queda delimitado y encerrado por su rígida estructura, no dejando paso a que suceda nada más que aquello que la mente pueda definir.
Al leer estas palabras puede parecer que la EH es algo complicado y difícil, pero nunca más lejos de la realidad. La EH está en absoluta consonancia y armonía con el universo y la naturaleza, y como fruto de esa consonancia, se da con la misma sencillez y belleza con la que sale el sol por las mañanas, con la misma sencillez y belleza con la que nace una flor en el campo.
La EH no requiere de esfuerzos, ni de disciplinas, ni de reglas, ni de normas, nada de sofisticaciones y parafernalias atractivas para la galería; es simplemente observación, es la belleza de lo sencillo. La EH es conciencia.
La equitación tradicional sólo abarca ciertos aspectos. En cambio la EH abarca el todo. Para la EH existe aquello que se puede ver como aspectos físicos y también aquello que no se puede ver como aspectos energéticos. Para la EH existen campos sutiles de energía, chacras y meridianos de acupuntura que regulan la energía vital de los órganos que conforman el caballo, aspectos químicos que condicionan el sistema endocrino y hormonal, geopatías y focos que están influyendo directamente en el sistema nervioso y emocional del caballo.
En la EH, el caballo se convierte en un catalizador de nuestras carencias o deficiencias.
Para la equitación tradicional, la falta de impulsión y de reunión en un determinado ejercicio de doma, se va a atribuir a una falta de nivel técnico en el jinete. Mientras que en la EH, esa falta de reunión puede ser motivada por un exceso de energía Ying en el jinete. O inverosímilmente, también puede ser por una fuga energética que el jinete tenga en su vida cotidiana como persona de a pie. Una vez regulada la energía del jinete, el ejercicio de doma se da con absoluta facilidad y sencillez. Lo que antes suponía un tremendo esfuerzo y encima no salía bien, ahora si que sale sin requerir esfuerzo alguno.
Una falta de equilibrio emocional en el jinete se manifiesta en forma de problemas de concentración y equilibrio en el caballo. A través de la EH, la regulación de la concentración y el equilibrio en el caballo van tener como consecuencia la regulación del equilibrio emocional del jinete.
Ambas partes se nutren la una a la otra. Nunca se puede nutrir una sola parte. Si una parte se nutre, es porque la otra también se ha nutrido.
En la equitación tradicional, siempre vas a encontrar y necesitar maestros que te enseñen sus conocimientos. La EH no requiere de maestros, porque la EH no se puede enseñar, simplemente te puedes contagiar de alguien que haya vivido la experiencia de la EH. Para la EH, cuando tu conocimiento proviene de otros, es simple memoria, no es conocimiento. La EH te procura la experiencia, para que a través de ella adquieras el conocimiento. Sólo el conocimiento que proviene de tu propia experiencia es conocimiento.
La EH dice que si la equitación que practicas te está llevando hacia algún objetivo, estás engañándote a ti mismo, estás soñando, es una equitación falsa. La equitación es para llevarte a un estado de observación. Tu propia observación interior es la materia misma de la que está hecha el universo.
Para comprender exactamente lo que es la EH, es necesario haberla sentido. La EH es una experiencia interior en la que participan dos cosas: la muerte del ego y el renacimiento de la individualidad.
Los tres secretos de la EH son: no tener deseos, la desaparición de la lucha y la desaparición del aburrimiento.
Como consecuencia de estos tres secretos, en la EH no existe sufrimiento.
Si no existen deseos es porque estás fuera de la mente. Fuera de la mente ya no hay objetivos por los que luchar. Con la desaparición de los deseos y de la lucha, entras directamente en una experiencia de gozo y con el gozo desaparece el aburrimiento.
Esto es imposible que suceda en la equitación tradicional.
La equitación tradicional pertenece al plano de la mente, y por lo tanto, cuando un jinete monta a caballo lo hace con el deseo de cumplir unos objetivos. La mayoría de las veces esos objetivos no se consiguen. Tras ello aparece la frustración y la lucha por intentar conseguirlos. Las luchas y peleas con el caballo se hacen presentes. Tras la lucha, aparece la desilusión y el aburrimiento. La verdadera experiencia de gozo nunca se da en la equitación tradicional. Puede que en algún determinado momento, un jinete sienta gozo y plenitud, pero tan solo es un pálido reflejo del verdadero estado de gozo.
La equitación tradicional se queda en la superficie, no es capaz de transcender el plano de las formas. En cambio, la EH va hasta el fondo mismo.
La EH contempla aspectos profundos y místicos. Para la EH nada pasa por casualidad, y por ello, ese acercamiento del hombre al caballo se debe a alguna causa profunda.
Sólo a través de la EH se puede saber cual es la verdadera causa por la que se produce el encuentro entre caballo y hombre. La inmensa mayoría de personas que montan a caballo o practican equitación, lo hacen de manera inconsciente. Unos no saben exactamente por qué lo hacen, y los otros creen saberlo, pero la realidad es otra. Sólo a través de la profundidad de EH es posible llegar a saber la verdadera causa.
La EH te llevara a la desaparición del YO, y la desaparición del YO es la inocencia. Sólo desde la inocencia se puede acceder a la información necesaria para conocer las verdaderas causas.
Para la EH, la impulsión y el equilibrio no es un fin a conseguir, sino que es el camino por el que tiene que transcurrir la vida del caballo.
Para la EH, la felicidad no es un objetivo a conseguir, sino que es el camino por el que tiene que transcurrir nuestras vidas.
Con la EH, cada día te sentirás más tranquilo, más silencioso, más feliz, más centrado.
La EH es alquimia, la EH te transforma en aquello que amas.
La EH es un viaje hacia el amor a ti mismo.
José Mª Carrión Sánchez
© Enero 2008
Comentarios recientes
Bravo!! Gran explicación que solo puede salir desde el sentimiento!! Totalmente de acuerdo!!!Gran profesional y gran persona Jose Carrion😀👍
Quiero poder se amiga vuestra en Facebook
Hacía tiempo que no leía algo que de inmediato lo pudiera aplicar a mi situación. Muy recomendable y verdadero.